jueves, 24 de septiembre de 2009

Suicidio

El día que tus lagrimas caían en el tapizado de mi auto, creí que era una falsa despedida, no quería que te alejes de mi. Lloré mientras te abrasaba, recordando esas palabras que un día habías pronunciado: "Jamás nos separaremos, te amaré toda mi vida". Palabras que tan solo mentían. No sabía si odiarte o seguir rogandote que te quedaras. Al final de la hora me dijiste: "Me tengo que ir, hasta siempre". Mi frágil mundo se derrumbó. Contube las lagrimas hasta llegar a casa. Llegué, cerré todas las ventanas y abrí la llave del gas, ese fue mi fin.

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